Madre Soledad al habla con sus Hijas

10 Jun

Quisiera  contarle a todas (despierta o dormida, no sé)

Algo que ayer me pasó.

Y es que vi a Madre Soledad, ella estaba en oración.

Como movía los labios, quise saber qué decía;

Y me acerqué despacito para oír lo que pedía.

Y grande fue mi sorpresa a la vez que admiración

Porque solo repetía: “Señor, mi Congregación”.

Es tan buena la misión, tan grande el apostolado…

Señor, no vayas a permitir que esto vaya mermando.

En el fuego pongo yo la mano por todas mis hijas;

Es verdad que son de arcilla: “Modela tú su vasija”

Para que puedan llevar por el mundo tu semilla:

De consuelo en el dolor, en la pena… de alegría.

Se tapó la cara y luego miró a la Virgen María.

Aquí hubo una sorpresa. En lugar de  hablar la Madre,

las palabras de la Virgen, era lo que más se oía:

“Soledad, no tengas miedo”

Da una vuelta por el cielo y verás lo que te encuentras:

Cientos, miles de almas que ahora gozan de la gloria

Ayudadas por tus Siervas.

Anda, dale a tus hijas una palabra de aliento

Ahora que están celebrando el gran acontecimiento.

Es verdad, hace 125 años les dejé de testamento:

“Que tengáis paz y unión” y de misión los enfermos.

No lo olvidéis, hijas mías. Leer, releer las cartas

Que en ellas, siempre, siempre, encontrareis enseñanzas.

Desde el cielo os bendigo. Intercedo por vosotras.

Y a todas os espero, allá en la gloria.

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