EN EL AÑO DE LA VIDA CONSAGRADA
Un año más nuestra Madre y Fundadora, Santa María Soledad, se hace memoria y presencia viva, impulsora y carismática entre nosotras, Siervas de María del año 2015. Fieles y fiándonos de ella seguimos «mirando al pasado con gratitud, viviendo el presente con pasión y proyectando el futuro con esperanza».
En este año de la Vida consagrada, nos volvemos ávidamente a la raíz que nos nutre y sostiene, para extraer el vigor de su savia y refrescar las ramas que reverdecen y permanecen fuertemente unidas al tronco del árbol congregacional. Trasladamos a esta página uno de los Himnos que revelan su espíritu de fiel discípula de Jesús, Maestro y médico, siempre atento a los pobres, pequeños y peregrinos de nuestro mundo injusto y violento.
«CON QUÉ DULCE Y ABIERTA AMISTAD» ( José María Pemán)
Con qué dulce y abierta amistad, Madre de las penas , 
Madre Soledad, escuchaste el mandato divino del Amado diciéndote así: «lo que hiciste por un pobrecito, lo has hecho por Mi» «Lo que hiciste por un pobrecito, lo has hecho por Mi»
Con qué dulce sonrisa del cielo, Madre de las penas, Madre del desvelo, a tus Hijas, las Siervas, has dado tu consigna de entrega y amor: «la que quiera servir al Amado que sirva al dolor»