50 Aniversario-Canonización de Madre Soledad

16 Ene

REMEMORANDO VIDA Y SANTIDAD DE NUESTRA FUNDADORA EN GRATITUD Y COMPROMISO

INVITACIÓN

Las Siervas de María, ministras de los enfermos, tenemos el gusto de invitarles a nuestras Eucaristías que cada mes, el día 25, tendremos para honrar y agradecer a Madre Soledad, su santidad de vida y su intercesión sobre su Congregación y sobre todo ser humano en sufrimiento: enfermedad, pobreza, soledad, abandono, todo tipo de dolencia.

Madre Soledad al habla con sus Hijas

Quisiera  contarle a todas (despierta o dormida, no sé

Algo que ayer me pasó.

Y es que vi a Madre Soledad, ella estaba en oración.

Como movía los labios, quise saber qué decía;

Y me acerqué despacito para oír lo que pedía.

Y grande fue mi sorpresa a la vez que admiración

Porque solo repetía: “Señor, mi Congregación”.

Es tan buena la misión, tan grande el apostolado…

Señor, no vayas a permitir que esto vaya mermando.

En el fuego pongo yo la mano por todas mis hijas;

Es verdad que son de arcilla: “Modela tú su vasija”

Para que puedan llevar por el mundo tu semilla:

De consuelo en el dolor, en la pena… de alegría.

Se tapó la cara y luego miró a la Virgen María.

Aquí hubo una sorpresa. En lugar de  hablar la Madre,

las palabras de la Virgen, era lo que más se oía:

“Soledad, no tengas miedo”

Da una vuelta por el cielo y verás lo que te encuentras:

Cientos, miles de almas que ahora gozan de la gloria

Ayudadas por tus Siervas.

Anda, dale a tus hijas una palabra de aliento

Ahora que están celebrando el gran acontecimiento.

Es verdad, hace 133 años les dejé de testamento:

“Que tengáis paz y unión” y de misión, los enfermos.

No lo olvidéis, hijas mías. Leed, releer las cartas

Que en ellas, siempre, siempre, encontrareis enseñanzas.

Desde el cielo os bendigo. Intercedo por vosotras.

Y a todas os espero, allá en la gloria.

Testamento espiritual

«Hijas mías, deseo que seáis testimonios vivos de Cristo en el mundo»

Os dejo:

COMO MISIÓN: La asistencia a nuestros Hermanos enfermos para que curando sus cuerpos, podáis ayudar a salvar sus almas.

COMO MADRE: A la Virgen María con el título de «Salud de los Enfermos»

COMO MANDAMIENTO: El amor: Amaos las unas a las otras; sabed que os llevo a todas dentro del corazón.

COMO MENSAJE: La paz: Sufrid siempre con paz como buenas religiosas, llevando la sonrisa en los labios y la humildad en el alma.

COMO LEMA. La caridad: habéis de repartir lo que Dios os dé entre los pobres, la caridad es obligatoria.

OS DEJO: En manos de la Providencia; Adiós, Hijas mías, hasta la eternidad.

M.ª Soledad Torres

Recordando pequeños trazos de la Biografía de nuestra Santa

En Madrid (España) en la Calle de la Flor Baja números 3 hoy Gran vía nº 53, donde se ubica el hotel «Emperador» , habitaban el matrimonio formado por Manuel Torres y Antonia Acosta – ambos madrileños- fruto de su matrimonio nacieron cinco hijos.

El día 2 de Diciembre de 1826 nació la 2ª de sus hijos, que hoy es conocida por Sta. Mª Soledad. Era una niña pequeña, débil y enfermiza que preocupa a sus padres y les hace volcarse en cuidados.

Recibe el Sacramento de la Confirmación el día 16 de Enero de 1828 cuando a penas había cumplido un año.

Le bautizaron el día 4 de Diciembre del mismo años – dos días más tarde- en la Parroquia de San Martín de Madrid y se le imponen los nombres de Bibiana – Antonia – Manuela; Bibiana por ser el santo del día de su nacimiento. Antonia, como su madre: Manuela por su padre. Con éste último se le llamará hasta su ingreso en el convento.

Los años de su infancia transcurren en el anonimato, como cualquier familia humilde. Sabemos que sus padres son personas de sólidas virtudes cristianas, de gran amor a todo lo concerniente a la religión católica y de ferviente piedad mariana y así educan a sus hijos.

Desde pequeña Manolita, manifiesta gran devoción a la Virgen de los Dolores, fomentada tal vez por la asiduidad en ayudar a una tía a cuidar y arreglar un lienzo representando a la Virgen de los Dolores que había en la portería del convento de las Dominicas Reales, en la Plaza de Santo Domingo, muy cerca de su casa. Esto seguramente ayudó a configurar su devoción mariana y su preferencia a la advocación de los Dolores que más tarde reflejará en su nombre religioso: Soledad.

De su juventud nada especial sabemos, a no ser una clara inclinación a ser toda para Dios. Pide ingresar en las Dominicas Reales, como Hermana de Velo Blanco, ya que la dote no le da para más. Es aceptada, pero ha de esperar un tiempo a que haya una vacante. Manuela espera tranquila la «hora» de Dios. En esta espera Dios marca su «hora» y su camino poniendo al Cura de Chamberí como mediación de su voluntad.

El día 15 de Agosto de 1851 pronuncia susVotos en el Instituto que inicia D. Miguel Martínez en el barrio de Chamberí, bajo la protección y maternal mirada de la Virgen en su Asunción al Cielo. Manuela ve cumplidos sus sueños de seguir la llamada de Dios a ser toda para El y desde hoy se llamará Mª Soledad. Será una luz en la noche del dolor. La contemplativa de la Virgen para imitarla en la oración, disponibilidad, entrega y servicio. Será la «sierva que se cobija y mira en las manos de su Señora» la Virgen de la Salud, a la que acudirá en todas sus tribulaciones y será su Modelo en la andadura vocacional. «Tengo puesta en María mi confianza» repetirá muchas veces.

En 1855 D. Miguel decide marchar como misionero a Fernando Poo dejando a la Congregación, si así se le podía llamar, sin a penas recursos para subsistir y al personal sumamente mermado. D. Miguel ha puesto a Mª. Soledad como Superiora, tal vez por ser la única «superviviente» de las siete fundadoras. Tenía la Hermana Soledad 30 años de edad. En esta época se encontraban las pocas Siervas de María en la más absoluta pobreza y bajo la dirección de un joven e inexperto sacerdote puesto al frente por D. Miguel.

M. Soledad ante las dificultades que arrecian sobre lo que tanto ama: La Congregación toma una actitud que a muchos le causará asombro: Confia plenamente en Dios: «Dios abrirá puertas de claridad, Hijas mías» y las testigos nos dicen que empleaba cuatro horas diarias a la oración. Era tal su empeño porque no se derrumbe el Instituto, que desde este momento M. Soledad se convierte en FUNDADORA.

En 1856 la Cruz de Cristo aparece directamente en la persona de M. Soledad. Ante su humildad, silencio, una vida sin aparente brillo y dotes de relaciones influyentes, es destituida de Superiora General y enviada a Getafe. Ante el caos y confusión que reina, la Congregación está amenazada de ser suprimida y así lo hace saber el Cardenal de Toledo: Bonel y Orbe que está confuso. Destituido D. Francisco Morales, el director dejado por D. Miguel, toma la dirección el P. Gabino Sánchez – Agustino – quien lo primero que hace es restituir a Mª Soledad el nombramiento de Superiora General en Enero de 1857 trayéndola de nuevo a Madrid. Desde este momento hasta su muerte el 11 de Octubre de 1887 M. Soledad será la Superiora General de la Congregación.

En 1861 se aprueba interinamente el primer Reglamento y tiene lugar el primer Capítulo General, en el que sale elegida por unanimidad de votos la Madre Soledad Torres Acosta.

Con ella se ha consolidado la Congregación. Cuantas horas de oración, cuantos desvelos, lágrimas y soledad junto al Sagrario, pidiendo para que la «Barquilla» saliera a flote Dios la escuchó y le regaló poder contemplar la expansión de la Congregación más allá de los mares hasta Cuba y Puerto Rico.

Con gran gozo y regocijo recibe el Decreto de Alabanza del Instituto en 1867. La Aprobación del mismo en 1876. Todo ello prueba que ha luchado y vivido orientada hacia la voluntad de Dios en su vida.

Dios le regalará a su fiel Sierva, el ver como sus Hijas tendrán hermosa casa en la Capital de España, donde tiene su origen la Congregación y así el 18 de Diciembre de 1880 contemplara llena de esperanza la Colocación de la primera piedra de la Casa Matriz y el traslado de ella y sus hijas a la misma el 22 de Abril de 1883.

Después de muchos gozos y fatigas para ver extendido el Instituto con muchas Fundaciones a lo largo de la geografía española y más allá de los mares, Madre Soledad siente la llamada del Padre a descansar en su regazo y recibir el premio prometido por el Divino Maestro: «Venid ,benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo» (Mt. 25,34) Esto sucedía el día 11 de Octubre de 1887, dejándonos a todas sus Hijas un bello ejemplo de vida entregada siempre a Dios y a los enfermos.

Estuve enfermo, y me visitasteis

De la homilía pronunciada por el papa Pablo VI en la canonización de santa Soledad Torres Acosta

María Soledad es una fundadora. La fundadora de una familia religiosa muy numerosa y difundida. Óptima y próvida familia. De este modo, María Soledad se inserta en ese grupo de mujeres santas e intrépidas que en el siglo pasado hicieron brotar en la Iglesia ríos de santidad y laboriosidad; procesiones interminables de vírgenes consagradas al único y sumo amor de Cristo, y mirando todas ellas al servicio inteligente, incansable, desinteresado del prójimo.

Por esto, contaremos a las Siervas de los enfermos en el heroico ejército de las religiosas consagradas a la caridad corporal y espiritual; pero no debemos olvidar un rango específico, propio del genio cristiano de María Soledad, el de la forma característica de su caridad; es decir, la asistencia prestada a los enfermos en su domicilio familiar, forma ésta que ninguno, así nos parece, había ideado en forma sistemática antes de ella; y que nadie antes de ella había creído posible confiar a religiosas pertenecientes a institutos canónicamente organizados.

La fórmula existía, desde el mensaje evangélico, sencilla, lapidaria, digna de los labios del divino Maestro: Estuve enfermo, y me visitasteis, dice Cristo, místicamente personificado en la humanidad doliente.

He aquí el descubrimiento de un campo nuevo para el ejercicio de la caridad; he aquí el programa de almas totalmente consagradas a la visita del prójimo que sufre.

Oración

Señor, tú que concediste a santa Soledad Torres Acosta la gracia de servirte con amor generoso en los enfermos que visitaba, concédenos tu luz y tu gracia para descubrir tu presencia en los que sufren y merecer tu compañía en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

2 respuestas a «50 Aniversario-Canonización de Madre Soledad»

  1. Me encanta. Dios tiene que bendecir lo que por sus predilectos, los enfermos, hacemos.
    Que podamos seguir siendo esos ángeles de caridad que van al hogar del enfermo. Salimos con la presteza de la Virgen en la Visitación y llegamos al hogar del enfermo para ver en él al Divino enfermo, postrado en el lecho del dolor, acompañarle y darle, aunque solo sea un poco de agua, de compañía… saber estar al pie de la cruz de su enfermedad

    • Gracias, Sor Manuela! Es tan hermosa nuestro carisma-misión, nuestra herencia de santidad en una mujer tan sencilla, tan de «la puerta de al lado» que nos tiene que fascinar, seducir y acompañar en la carrera… Ojalá este año sea vivido en ese empeño con tesón, confianza y gratitud. Gloria a nuestra Madre Santa María Soledad!

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