«La vida consagrada, parábola de fraternidad en un mundo herido».

1 Feb

Feliz Jornada mundial de la Vida Consagrada

Esta jornada, diría el Santo Padre Juan Pablo II, quiere ayudar a toda la Iglesia a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca mediante la práctica de los consejos evangélicos y, al mismo tiempo, quiere ser para las personas consagradas una ocasión propicia para renovar los

propósitos y reavivar los sentimientos que deben inspirar su entrega al Señor (…).

A las personas consagradas, pues, quisiera repetir la invitación a mirar el futuro con esperanza, contando con la fidelidad de Dios y el poder de su gracia, capaz de obrar siempre nuevas maravillas: «¡Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir! Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas» (Vita consecrata, n. 110)1

Rememoramos hoy estos párrafos iniciales del papa en su Mensaje para aquel 2 de febrero porque este año alcanzamos una fecha redonda: veinticinco

años de celebración agradecida de la Jornada de la Vida Consagrada.

Una fecha que nos permite echar la vista atrás para presentar junto al Señor en el templo todo lo que hemos trabajado, orado, sufrido y esperado durante este tiempo en medio de los hombres y mujeres de nuestro mundo. Una fecha que nos impulsa asimismo a emprender un nuevo tramo del camino, sabiendo que seguimos llevando las candelas del Resucitado; lámparas de fuego capaces de alumbrar cualquier oscuridad, cualquier incertidumbre.

En consonancia con la sensibilidad y el magisterio eclesial de nuestros

días, la XXV Jornada de la Vida Consagrada lleva por lema «La vida consagrada, parábola de fraternidad en un mundo herido». De un modo sencillo, el lema se hace eco, por un lado, de la condición llagada del ser humano y de la creación entera, en la que todos nos sentimos reconocidos y espoleados;

1 Juan Pablo II, Mensaje para la primera Jornada de la Vida Consagrada (2.II.1995)

 

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