Hermanas y hermanos: Como Iglesia, como congregación, como comunidad de Siervas de María, hoy celebramos y honramos la figura gigante de nuestro gran patrón y protector San José. Este año con un sentido de universalidad, de gratitud, de gloria y cercanía por sentirlo más cercano en la mente y en el corazón de cada cristiano. El Santo Padre escribe de él “Con corazón de Padre” y así lo califica como: “Padre de la acogida, Padre de la ternura, Padre de la obediencia, padre en la sombra y en el silencio…”
Es largo el recorrido que podríamos hacer de nuestro santo, pero nos quedamos con su sencillez, su entrega, su sobriedad, su silencio y discreción, su saber estar en la Sombra, cuidando, cobijando y sosteniendo la familia que Dios le encomendó: María y a Jesús.
Junto a esas dos lumbreras brillantes, él permanece oculto pero fecundo, sereno y feliz. Que él custodie nuestras vidas, las de nuestras comunidades y familias.