“Mi alma no sabe cómo dar gracias a Dios”. Es una expresión de nuestra querida Madre Soledad que hoy, debe brotar de los labios y grabarse en el corazón de cada Sierva de María.
Son Muchas las razones y motivos que tenemos para estar agradecidas y es bueno, justo que lo manifestemos comunitariamente y en Iglesia. Vivimos momentos delicados, decisivos, como los vivió nuestra Fundadora. Por eso, nada mejor que escucharla y fiarnos de sus palabras: “no tengan pena ni miedo por nada, pues Dios que cuida de las aves del campo, mucho mejor cuidará de sus siervas. Fe, mucha fe, esperanza y caridad”.
¡Gracias Madre! Feliz día a todas!
Siempre en la gratitud, como cada año, las Siervas de María comparten e invitan a conocer, admirar y dejarse atraer, sorprender y peregrinar por los senderos sencillos y evangélicos de esta mujer gigante de la santidad más humilde y «casera», a la que toda persona puede aspirar con la única fuerza del «abrirse al soplo del Espíritu» de las bienaventuranzas.
Cada día se nos recuerda esa manera cotidiana de ser: pobre, manso, misericordioso…basta sentarnos a los pies del Maestro, escucharlo y empaparnos del Sermón de la montaña, de las bienaventuranzas. (Mateo, 5…)
ORACIÓN PARA CADA DÍA
Gloriosa Santa Mª Soledad Torres Acosta, que movida por un grande amor de
Dios, amasteis tanto a los enfermos y a los pobres y tanto hicisteis por aliviarlos y
consolarlos en sus sufrimiento, alcánzanos del Señor el remedio para todos
nuestros males de cuerpo y alma y que en nuestra tribulación no nos falte la
paciencia y la conformidad a la voluntad de Dios.
Suscitad en nosotros y en todos los hombres grandes sentimientos de caridad para
con los enfermos y con los pobres, de modo que practicando con ellos, por Cristo,
muchas obras de caridad, merezcamos después recibir con Vos el premio
prometido
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