Semblanza

SIERVAS DE MARÍA, INSIGNES POR SU SANTIDAD DE VIDA

 

Son muchas las Siervas de María, que siguiendo las huellas de Santa Mª Soledad Torres Acosta, nuestra Fundadora, se han destacado por una vida de entrega y amor, como Religiosas y como enfermeras, en el ejercicio de asistencia a los enfermos, según el Carisma de nuestra Congregación.

Relatar tan gran número, sería poco menos que imposible, pero sí queremos destacar, en breves pinceladas, la sencilla semblanza de algunas de ellas que han ido dejando profunda huella de virtud, no sólo en la Congregación, sino también entre todas aquellas personas que han sentido su  influencia bienhechora, bien en los enfermos a quienes cuidaron, o bien a las familias de los mismos enfermos, edificadas por su vida intensa y coherente con su consagración como religiosas.

Actualmente, seis de estas Hermanas se encuentran ya en proceso avanzado de canonización, al haber sido reconocidas  por la Iglesia  la heroicidad de sus virtudes. Otras, aunque no se haya abierto el proceso, sí   son vidas  que nos sirven  de modelo y estímulo para alentarnos en nuestra vida consagrada de amor a Cristo y entrega a los hermanos que sufren. Podemos nombrar entre otras a:

  • Sor María Catalina Irigoyen
  • Las cuatro Hnas. mártires: Sor Aurelia, Sor Aurora, Sor Daría, Sor Agustina
  • Madre Soledad Sanjurjo
    • Sor Florencia Janner
    • Etc, etc.

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Sor María Catalina Irigoyen Echegaray

Los Santos, son esas personas tan profundamente sencillas, que se han adentrado en el corazón de Dios y desde Él, han encontrado la verdadera razón que mueve el corazón del hombre, por eso nos han legado sentencias, tan divinas y tan humanas, que son válidas para todos los tiempos.

Hoy nos acercamos a la vida de esta gran Mujer, sin duda, “la mujer fuerte del Evangelio”, convencidos de que su vida será para nosotros un estímulo en la fe, un ejemplo a seguir, motivo de gozo para dar gracias al Señor que bendice a su Iglesia con vidas santas como la de esta religiosa, Sierva de María.

Perfil Biográfico

Mª Catalina  nace en Pamplona, el 25 de noviembre de 1848.  Es la sexta de siete hermanos. Sus padres, de  hondas raíces cristianas, la educan  en la fe, y en el amor a las  virtudes, así como en    la adquisición de sólidos valores humanos.
En su juventud entra a formar parte en la Asociación de
Hijas de María,
llegando a desempeñar el cargo de Presidenta,
poniendo de manifiesto sus dotes de responsabilidad, y su gran amor a María, a quien siempre invocaba como Madre de piedad y misericordia.

Cuantos la tratan quedan prendados de su bondad y caridad; su carácter firme y suave al mismo tiempo, su constancia y su tenacidad. Aparece siempre como “sin penas, alegre y con ánimo fuerte, dispuesta a acoger a todos con jovialidad y a ayudarlos en cuanto esté de su mano”.

Tiene tiempo para todos. Es incansable. A pesar de lo que supone la atención a los suyos, aún saca tiempo para visitar el Hospital y con delicadeza y decisión lleva a su casa la ropa de los enfermos y allí la lava y repara en cuanto necesita. Y, lo más admirable en ella es esa sencillez con la que realiza las cosas “hacía todo con tal naturalidad que apenas te apercibías de su humildad” dice una de las testigos.

Desde muy niña, su tesoro, su pasión fue amar y servir al Señor, y sólo en Él encontraría la razón de su existir. A Él buscaba y a Él escuchaba desde esa sencillez y humildad que siempre le caracterizó. A ejemplo de María, supo abrir su vida a los designios de ese Dios que poco a poco fue poseyendo su corazón. Desde esta disponibilidad pudo descubrir el proyecto de amor que Dios tenía sobre ella: Ser Sierva de María, con una misión específica a  realizar:

“El cuidado a los enfermos, preferentemente en sus domicilios”.

Al llegar las Siervas de María a Pamplona en 1878, solicita ser admitida a la Fundadora, Santa María Soledad Torres Acosta, en este Instituto ingresando el 31 de diciembre de 1881 en Pamplona. Como quien, centrada plenamente en Dios, ha conseguido su armonía en la vida,            Sor María Catalina se vuelve solícita a los hermanos para brindarles su apoyo y su entrega en todos los campos en los que los encuentra. Como Sierva de María, sabe intuir las necesidades y se adelanta para solucionarlas.

Su caridad era realmente excepcional, distinguiéndose por sudulzura,solicitud y cariño. Por donde iba, llevaba siempre a Dios en sus labios y en su corazón. Sin temor al contagio hace derroches de caridad atendiendo incansable a los enfermos en las repetidas epidemias de cólera, tifus y viruela que por aquellos años asolan España. Su dedicación ofrece el máximo testimonio cristiano para los hombres y su dolor:

“Solo sirvo para servir”

Es la consigna de su vida y se entrega sin condiciones a quien la pueda necesitar, dentro y fuera del convento.

Saca tiempo para todo, y cuando ya no puede atender  a las asistencias, ni a la postulación, estaba siempre empleada en el ropero de la comunidad. Fiel a su lema de servir: repetirá gozosa:

“Aquí hay  que trabajar; para descansar  tengo toda la eternidad”.

Supo ser en su vida Sor María Catalina, con su oración, su fe y su cercanía, un apoyo siempre eficaz para cuantos sufrían en su entorno;  sostiene su vida un amor sin medida a la Eucaristía ante la que pasa largas horas en adoración.

Y la oración de Sor María Catalina, se hace servicio. Poco a poco se va a ver privada de toda posibilidad de moverse y con la misma sencillez y humildad sabe transcender y sublimar su nueva situación, haciendo de ella una ofrenda:

“El Señor me ha privado de  los servicios: los pies y de las manos. Así, totalmente impedida para las ocupaciones de la tierra, podré dedicarme del todo a la oración”

Podemos afirmar que fue Sor María Catalina esa mujer fuerte que nunca se arredró ante las dificultades y que supo vencer el mal a fuerza de bien y por amor. Su gozo en el Señor, fue la clave de esa su fortaleza. Una fortaleza que se manifestó en las grandes pruebas de su vida pero que se forjó día a día superando con gozo las pequeñas dificultades que salían a su paso.

Su vida transcurrió así de sencilla, viviendo instante a instante donde Dios la quería y dando en cada momento lo mejor de sí misma.

En 1913 se le diagnostica una tuberculosis ósea y padece prolongados sufrimientos que acepta con pleno abandono en las manos de Dios. Hasta el último instante de su vida fue  fiel a su entrega,  fidelidad y amor que expresa bellamente en esta su frase favorita:

“Mi único anhelo es amar a Dios, sin interrupción, hasta el fin de mi vida”.

Con una difundida fama de santidad, muere en Madrid el 10 de octubre de 1918.

Proceso de Beatificación

  • El Proceso de Virtudes se inicia el 14 de febrero de 1962 en el Pontificado de Juan XXIII.
  • El 30 de marzo de 1981, Juan Pablo II promulgó el Decreto de la heroicidad de sus Virtudes(Venerable)

Proceso de Milagro:

* Tuvo lugar este Proceso en la diócesis de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) El hecho considerado milagroso fue: con fecha 24 de octubre 2004, Dr. Luis Fernando Padilla Gómez quien presentó, una hidrocefalia causada por un hidroma cerebral que se complicó posteriormente con una meningitis, anoxia cerebral, hemorragias e infartos cerebrales. Implorando la intercesión de la Venerable Mª Catalina, obtuvo la curación rápida y sin secuelas.

* El 2 de abril de 2011, el Santo Padre Benedicto XVI, Promulga el Decreto de Milagro que da paso a la Beatificación de nuestra Venerable Sor María Catalina.

El 29 de Octubre, Dios mediante, será                   Beatificada en Madrid,lugar donde vivió y murió.



Palabras inolvidables

Hay que hacerlo todo con mucha fe;

como quién está delante de Dios”.

“Todo por Ti, Dios mío”.

“Hay  que  tener  mucho  amor  a  la

Santa Iglesia”.

“Entro Sierva de María, porque lo que

yo deseo es sacrificarme y sufrir

mucho por amor de Dios”.

“Es muy grande el cuidar a los enfermos”.

“El Señor me da grandes deseos de

estar a solas con Él”.

“¡Qué hermoso sería irnos a pasar

este hermoso día de la Virgen al Cielo!”

SOR AURORA LÓPEZ GÓNZALEZ

“Sierva de María, Ministras de los Enfermos”

MARTIRIZADA  EN POZUELO DE ALARCÓN  (1936)

 

Nació, Sor Aurora, en San Lorenzo de El Escorial (Madrid), el 29 de mayo de 1850. Hija de Don José y Dña. Eusebia. Recibió el Sacramento del Bautismo el día 31 del mismo mes, imponiéndole el nombre de Justa y dos años más tarde el de la Confirmación.

El 20 de marzo de 1874, ingresó como Postulante en la casa de El Escorial, pasando después al Noviciado de la Casa Madre (Madrid) El 24 de Junio de 1875, hizo su Profesión Temporal  y el 2 de Julio de 1895 emitió los Votos Perpetuos.

En el año 1885, es nombrada Superiora de Arévalo, regresando a Madrid en 1893, pasando después por las comunidades de El Escorial, Salamanca, Alcalá de Henares, Cabeza del Buey, Jaén, Ciudad Real y por último Pozuelo de Alarcón.

Ella, dotada de un carácter enérgico y trabajador, colaboró con la gracia de Dios, y así supo encarnar en su vida la espiritualidad de la Sierva de María: “humilde y sencilla, caritativa, servicial y alegre, pronta al sacrificio, desprendida, abnegada…, cooperadora con Cristo y María en la salvación de los hombres”.

 

En su larga vida religiosa se mostró muy amante de su consagración como Sierva de María; muy sacrificada en la realización de nuestro carisma – misión: “Curad a los enfermos y decidles: el reino de Dios está cerca de vosotros” (Mt. 25, 36), en asistencia esmerada y gratuita preferentemente a domicilio.

Al llegar los momentos de prueba, Sor Aurora dio pruebas de fortaleza, serenidad, confianza y abandono total en las manos de Dios Padre. De esta manera se fue desgastando su vida poco a poco en ofrenda permanente, hasta que el martirio completó su entrega total a Dios, en la Guerra Civil Española.

 

SOR AGUSTINA PEÑA RODRÍGUEZ

“Sierva de María, Ministras de los Enfermos”

MARTIRIZADA  EN POZUELO DE ALARCÓN  (1936)

 

Nació Sor Agustina en Ruanales (Cantabria), el día 23 de marzo de 1900. Sus padres Don Melitón y Doña Agustina, velaron con amor y celo cristiano por su hija y así, el día 25 del mismo mes, recibía el Bautismo en la Parroquia del Triunfo de la Santa Cruz, imponiéndole el nombre de María de la Anunciación.

No tarda en presentarse en su vida la cruz del dolor y la separación de sus seres más queridos al perder a su madre, siendo ella todavía una niña. Con el paso del tiempo, se va forjando en ella un espíritu austero, laborioso y sensible a las necesidades de los demás.

Como respuesta a la llamada del Señor que siente intensamente, el día 14 de diciembre de 1924, ingresa como Postulante en la casa de las Siervas de Tudela, pasando a los pocos días al Noviciado de Madrid, donde toma el Hábito como Hermana Coadjutora, es decir, dedicada a las labores y trabajos domésticos, cambiando su nombre por el de Agustina.

En esta época de Noviciado nos la describen como: “Persona de virtud nada común, sentimientos muy nobles y aunque de escasa instrucción muy inteligente”.

En Madrid, el 5 de julio de 1927, emitió sus primeros Votos y a los cuatro días pasó a formar parte de la Comunidad de Pozuelo de Alarcón, para convertirse en  gran apoyo de aquellas Hermanas mayores y enfermas. Dedicada a los oficios de casa, especialmente al cultivo de la huerta, se la ve pendiente de todo lo que las Hermanas pudiesen necesitar. El 5 de julio de 1933 emitió sus Votos Perpetuos en la misma casa de Pozuelo y a los tres años  fue coronada con la palma del martirio, en la Guerra Civil española.

Su caridad, disponibilidad y servicio no conocieron límites cuando los Superiores le encomendaron el cuidado de Madre Aurelia Arambarri ya imposibilitada, pues en ella supo  descubrir el rostro de Cristo: “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”. (Mt. 25, 40)

 

 

SOR DARÍA ANDIARENA

“Sierva de María, Ministras de los enfermos”

 

 

MARTIRIZADA  EN POZUELO DE ALARCÓN  (1936)

Nació Sor Daría en Donamaría (Navarra), el 5 de abril de 1879 , s iendo bautizada al día siguiente, en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunció n .Recibi ó los n om bres de Josefa Engracia.

Fueron sus padres Don Nicolás y Doña Francisca, quienes la educaron en las virtudes cristianas.

A los 23 años ingresó como Sierva de María en la casa de San Sebastián, el 9 de noviembre de 1902, pasando a los pocos días al Noviciado de Madrid.  Tras emitir sus Votos Temporales el 4 de mayo de 1905, es destinada a Zaragoza, donde permaneció hasta marzo de 1910, ejerciendo nuestro ministerio de caridad con los enfermos, con entera dedicación. Pasó luego a la casa de Ciudad Real y al año de estar allí, fue trasladada a Madrid emitiendo sus Votos Perpetuos el 5 de mayo de 1913.

Cuando a su vida llegó la prueba de la enfermedad, ella la supo afrontar con espíritu evangélico, unida a los padecimientos de Cristo y en todo momento se mostró paciente y agradecida con las personas que la cuidaban o se mostraban interesadas por su salud.

El año 1922, fue destinada al Noviciado de la Casa Madre con el cargo de Auxiliar para las Hermanas Coadjutoras. Su caridad con las Novicias fue en todo momento un reflejo del Amor de Dios, hecho realidad en los mil detalles de una entrega generosa y sin límites, buscando en todo momento el bien de estas jóvenes que el mismo Señor le había encomendado. Su testimonio quedó como punto de referencia para todas aquellas que convivieron con ella, llevándolas a poner los ojos en “Aquel que pasó haciendo el bien”, su único Maestro y Señor. Desempeñó esta misión por espacio de ocho años, pasando después a la comunidad de Pozuelo de Alarcón.

Bien se puede decir que la entrega generosa de su vida en  servicio de los demás, era fruto de una profunda vida interior. Con frecuencia se le oía decir: “Yo quiero el martirio del sacrificio y si Dios quiere, también morir, morir mártir por Él”

Y así sucedió en 1936, siendo víctima de la guerra civil española.

M. AURELIA ARAMBARRI  FUENTE

“Sierva de María, Ministras de los enfermos”

MARTIRIZADA  EN POZUELO DE ALARCÓN (1936)

 

 

Nació en Vitoria (Álava), el día 23 de octubre de 1866y en ese mismo día, fuebautizada en la Parroquia de Santa María de Vitoria, recibiendo el nombre de Clementina Francisca. Sus padres: Don Juan  María y Doña Juana Clementina, fervientes católicos, educaron cristianamente a su hija.

Contaba con 20 años cuando ingresó en nuestro Instituto de Siervas de María, Ministras de los Enfermos, el 23 de agosto de 1886, en la Casa Madre, Plaza de Chamberí, 7 (Madrid).  Conoció a la Madre Fundadora, Santa María Soledad Torres Acosta, siendo ella quien la admitió y le dio el  Hábito, el 14 de Noviembre de 1886. Efectuada su Profesión Temporal el 18 de diciembre de 1887, fue destinada a Puerto Rico, donde emite su Profesión Perpetua el 18 de diciembre de 1894. Durante estos años se dedicó al ejercicio de nuestros ministerios-misión en asistencia esmerada y gratuita a los enfermos en su domicilio.

A  los 38 años fue nombrada Superiora de la Comunidad de Guanajuato (México), cargo que posteriormente desempeñó en otras comunidades como: Durango y Puebla, donde vivió la terrible Revolución de México. Desde allí fue traslada a España, en Agosto de 1916.

En Octubre de 1929, al ser erigida la Provincia de Madrid, es traslada a la misma como Consejera Provincial y Superiora de Pozuelo de Alarcón, hasta que en 1934 viéndose imposibilitada por una parálisis progresiva, es traslada a la Enfermería de la Casa Madre, donde dio testimonio de paciencia y conformidad con la Voluntad de Dios en todo momento.

El año 1936, ante el peligro que corrían las Hermanas ancianas en Madrid, se dispuso el traslado de Madre Aurelia  a la casa de Pozuelo de Alarcón.  En cualquier circunstancia, por difícil que fuera, solía decir: “Será lo que Dios quiera. El sabe que estamos aquí”. Confiaba plenamente en Dios y se le oía decir: “De Dios somos, no permitirá que nos pase nada malo”.




Una respuesta a «Semblanza»

  1. tengo a mi cargo y cuidado una capilla que hoy es parte de la escuela estatal de conservación y restauración de Zacatecas. Mexico y estoy interesado en saber que tipo de información histórico biográfica pudieran ustedes facilitarme para mi estudio… saludos

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