Novena: Día 6

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA SALUD

6º Día: Vocación de María

Saludo: Que el Señor de todos los dones, el Señor que llenó de gracia a María, nos colme de bendiciones a todos cuantos la honramos. Amén.

Canto: Pienso en Ti, cuando llega el dolor…

Reflexión: La vocación cristiana, es vocación de servicio, a ejemplo de Jesús que vino, no a que le sirvieran, sino a servir. También María, la Servidora, la Esclava del Señor, siempre estuvo dispuesta y disponible para los demás.

A su ejemplo, nosotras, las Siervas de María, y cuantos seguimos a Cristo con el título de cristianos, hemos de ayudar y cuidar a nuestros hermanos que sufren, con humilde sencillez y espíritu de servicio, como el Buen Samaritano, con la generosa dedicación de quien ve a Cristo en el enfermo… así aseguraremos en nosotros la disponibilidad de María: “Aquí está la Sierva del Señor, que se haga en mí según tu Palabra”. Miremos a María, toda acogida, toda ternura, toda Madre.

María, Madre y Sierva del Señor es, en Cristo y con Cristo, la grande y constante Maestra de la obra apostólico-social de nuestra familia religiosa.

Encomendemos ahora a la que es Salud de los Enfermos, las necesidades más urgentes que laten en nuestro corazón; le pedimos con confianza aquellas gracias que deseemos obtener por su intercesión.

  • Por los enfermos que saben que su enfermedad no tiene curación, para que María despierte su verdadera esperanza. Oh María salud de los enfermos, Ave María.
  • Por cuantos ya no tienen ganas de vivir porque no tienen quien les quiera, para que descubran que Dios los ama con preferencia. Oh María salud de los enfermos, Ave María.
  • Para que seamos buenos samaritanos y no pasemos de largo junto a quienes necesitan algo de nosotros. Oh María salud de los enfermos, Ave María.

Oración del Papa a la Virgen del Divino Amor

Oh María,
Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y
esperanza. Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante
la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del Pueblo Romano, sabes lo que necesitamos y estamos
seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar
la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a
hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos.
Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos,
a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén.
Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las
súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!