Novena: Día 5

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA SALUD


5º Día de la Novena a nuestra Señora de la Salud

Saludo: Que María, Salud de los Enfermos, la llena de gracia del Señor, nos proteja a todos.

Canto: Venimos a Ti, Maria…

Reflexión: Madre Soledad, nuestra Santa Madre Fundadora, ama a María, confía en Ella, en su maternal protección. Por eso a Ella encomienda la obra de su Instituto, el cuidado de los Enfermos, y la llama con cariño: “Mi querida Madre”. Repite con frecuencia: “tengo puesta en María mi confianza”. Y se la oía exclamar: “He visto tantas veces hundirse esta barquilla, y sacarla tantas veces a salvo nuestra querida Madre de la Salud”.
Nosotras, las Siervas de María, gozosas de esta herencia de nuestra Madre, amamos a María, trabajamos para que los enfermos también la amen, y la invocamos con ellos para que sea consuelo y salud en su dolor.
María, bajo tu protección ponemos a la Santa Iglesia de Cristo, a nuestro Santo Padre, el Papa . Fortalécelo y ayúdalo en el ministerio que le ha sido confiado para que, con valentía proclame al mundo el Evangelio de Cristo.

Todos: María, esperanza nuestra, Dios te salve.

María, Salud de los Enfermos, océano de bondad y de ternura maternal, protege a nuestra familia religiosa, que crezca el número de jóvenes que quieran seguir a Cristo como Siervas de María, continuadoras del carisma de Madre Soledad, nuestra Fundadora.

Todos: María, esperanza nuestra, Dios te salve.

María, Salud de los Enfermos, mira con amor de Madre a todos tus hijos, especialmente a los que más necesitan de Ti: los pobres, los ancianos, los enfermos… socórrelos en todas sus necesidades y permanece a su lado en sus horas de soledad.

Todos: María, esperanza nuestra, Dios te salve.

En nuestra oración de hoy, encomendamos a todos los enfermos de nuestras familias, amigos, conocidos, que encuentren en María fuerza para llevar su cruz. ¡Salus Infirmorum…

Por los enfermos que sufren en soledad, por los que carecen de todos los medios que puedan aliviarles, para que encuentren algún buen samaritano que se compadezca de ellos. ¡Salus Infirmorum…

Presentamos a María el dolor de nuestros hermanos que se encuentran en agonía, para que en el momento de su paso a la vida eterna se encuentren con los brazos acogedores del Padre Misericordioso. ¡Salus Infirmorum…

Presentamos a nuestra Madre de la Salud las intenciones particulares y le suplicamos las gracias que deseamos alcanzar en esta Novena.

TODOS:
Tu, que del triste mortal
eres salud y esperanza
de tu Hijo, Virgen, alcanza
la curación de mi mal.
Y si este bien temporal
no conviene al alma mía
dame paciencia, oh María,
hasta que llegue el momento
en que, de males exento,
goce la eterna alegría.
Amén