Desde todos los rincones bendecidos y favorecidos en todo el planeta tierra, con la presencia de nuestra amada y entrañable Congregación de Siervas de María ministras de los Enfermos, nos brota un vivo y encendido «Magnificat»; un «mi alma no sabe cómo dar gracias al Señor».
La compañía de la Virgen Madre y la de su Sierva Soledad Torres, son fuerza que empujan la «barquilla» de sus Hijas por este mundo hermoso y a veces turbulento, donde seguimos surcando mares y espacios amplios, necesitados de manos, pies y corazón samaritanos. El dolor, la enfermedad, la humanidad herida de nuestra sociedad, sigue esperando y confiando en esos «vigilantes permanentes de la noche o del día», en donde encontrar razones, esperanza y alivio a tanta soledad, abandono y desconcierto.
Aquí estamos; Madre, para ser fuerza carismática de tu santidad y del Evangelio tan bien encarnado por ti. Impulsa nuestra energía y tu profecía seguirá siendo el apoyo y sostén de nuestro vivir y ser.
¡FELIZ y BENDECIDO DÍA A TODAS!
