Bodas de Oro y Diamante

1 Jul

 

 

 

 

 

 

 

 

Comunidad de Córdoba y Granada 

Ambas comunidades han celebrado en este mes de Julio con sus Hermanas, aniversarios de Consagración: 50 y 60 años de fidelidad gozosa y fecunda.

La comunidad de Córdoba, celebraba las Bodas de Oro de nuestra querida Hermana Sor Rosa Igeño, el día 1 de Julio. Tan feliz y grandioso acontecimiento, no podía vivirse a solas en  esta más o menos reducida comunidad; era cuestión de compartirlo y apoyarlo aunando sentimientos de gratitud y alabanza. Así lo hicieron nuestra Madre Provincial, Sor Antonia su secretaria, Madre Josefina que con Sor Verónica Ayinet y Sor Irene Joy desde Sevilla, se presentaron en la ciudad cordobesa muy tempranito para congratularse y vivir en grande estas «ocultas» pero reales «bodas», fiesta de acción de gracias por una Fidelidad que sólo Dios va sosteniendo fielmente y ratifica con Su Amor eterno.

La celebración eucarística fue presidida por Don Juan José Martín Campos, quien desde Almería se trasladó hasta la bella capital cordobesa, y tan generosa como gustosamente se unió a este 50 aniversario, dándole unción, sabor y alegría a tantos años de vivencia carismática que Sor Rosa ha sabido fraguar y forjar como amante «sierva de María».

La convivencia de la jornada, estuvo marcada después por el compartir la mesa, la alegría y la amena conversación, salpicada de anécdotas, recuerdos, algún que otro canto que inspiraba el pequeño y acogedor patio engalanado al ritmo andaluz.

Sobran los comentarios del  fraternal encuentro que ha servido de aliciente para afianzar la belleza de una vida consagrada a Dios y la recreativa armonía de fe y amor de una familia y comunidad religiosa. ¡Alabemos al Señor, bendigámosle por todo! con Madre Soledad.

La comunidad de Granada ha vivido el día 7 de julio  una fiesta entrañable y familiar. Nada menos que las bodas de Oro de consagración religiosa de Madre Jacinta de Jesús y de Diamante de Sor Adelaida Ripa, Sor Josefina López y Sor Luisa García.

Si hay momentos en la vida en los que no encontramos la palabra adecuada que abarque todo lo que quiere decir el corazón, este sería uno. Pero con esta frase de Madre Soledad “Alabemos al Señor, bendigámosle por todo”, sí podíamos resumirla.

Al estar ultimando elcierre de la casa de Jaén, propusimos a Madre Provincial que Sor Adelaida podía unirse a las de su toma y celebrar los 60 años aquí en Granada.  Le pareció buena y aceptada propuesta, la reducida comunidad de Jaén se unió a nosotras para celebrarlo  juntas.

Llegaron puntuales Madre Provincial Encarnación Rodríguez, su secretaria, Sor Antonia López y Sor Adelaida, Madre Trinidad Melguizo, Sor Ana López, Sor Isabel Moreno, Sor Estíbaliz Sagaseta y Sor Verónica Ayinet. Llegaron puntuales y, a las 10h. comenzaba la misa de Acción de Gracias, que daba comienzo con la procesión, portando ellas los cirios encendidos para el altar.

En la homilía, el capellán, D. Mario Camacho, las invitaba a compartir cómo las llamó el Señor y ellas, sencillamente, lo hicieron. En las ofrendas, junto con el Pan y Vino, llevaron la Biblia, esa luz que iluminó y alimentó sus vidas en estos 50, 60 años que iban representados en un cirio con el escudo de la Congregación, porque se han ido gastando y desgastando poco a poco por Cristo y los enfermos, con la esperanza que el Señor encuentre a punto la luz de sus lámparas, siempre encendidas.

Después de reposada y animada comida con su larga sobremesa, volvimos a reunirnos junto al Sagrario para agradecer a Dios este encuentro fraternal que alegra el corazón, revitaliza la consagración y ensancha el alma. Los salmos de Vísperas eran providenciales porque todo nos hablaba de luz y nos invitaban a ir directas a Dios: “protégeme, que me refugio en ti, eres el lote de mi heredad”

Tras la merienda-cena llegaba la despedida. Había que volver a Jaén. Y en la intimidad  de la comunidad granadina, agradecíamos a Dios la jornada vivida y a Madre Soledad por haber seguido sus huellas y con ella formar esta familia de las Siervas de María. Aprovechando el ser primer sábado de mes, acudimos a la Virgen María de manera especial, para que intercediera ante su Hijo y no falten vocaciones en la Congregación. Y como decía el capellán: “Si las Siervas de María dejaran de existir, los mismos ángeles vendrían para acompañar a los enfermos en esas noches interminables”

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