Ya no hay muerte, ya no hay tristeza ni dolor, porque Cristo , mi esperanza: ¡RESUCITÓ!
¡Resucitó! ¡Aleluya! Cantemos jubilosos gritando la gran noticia que las mujeres y los discípulos llevaron por todos los rincones. ¡Resucitó! Hoy somos nosotros, tú, él, nosotros humanidad redimida. Con alegría incontenida que invade cada corazón, que transforma nuestros miedos, que ilumina nuevos caminos de esperanza y redención. ¡Cristo vive y está en medio de nuestras vidas, ciudades, pueblos y allí donde hay una persona cautiva abierta la liberación! ¡Lo vemos! Lo hemos experimentado y renace nuestra esperanza, nuestros anhelos y los deseos de una vida renovada. Resucitar no es retornar a la vida de siempre, es iniciar novedad de vida, llena de plenitud y de luz. Es vencer a la muerte. La resurrección de Jesús es la señal que como cristianos tenemos que ofrecer a la humanidad desmotivada y demostrar que la muerte no es el final, ni el destino del hombre. No somos fracasados, somos seres creados y llamados a la vida y a la felicidad. Hagamos que en este día resuenen el entusiasmo el clamor de todos los discípulos de Jesús: “El Señor ha resucitado” ¡Aleluya!
Hermanos, ya no hay tinieblas, hermanos la Luz brilló, llevemos la Luz al mundo que CRISTO RESUCITÓ ¡FELIZ PASCUA DE RESUSRRECCIÓN!