Queridas Hermanas: tenéis una historia maravillosa y bella para contar y agradecer:
Sesenta, cincuenta, veinticinco años vividos en fidelidad, de consagración a Dios y a los hermanos; en amor fecundo, servicio y donación desinteresados con esmerada y generosa entrega; en delicada oblación, gratuidad y felicidad crecientes. Todo un conjunto de virtudes y actitudes que han forjado vuestra “alianza de amor esponsal” con Jesús, el Amigo Fiel, el que nunca falla. Sin vuestra donación, la Iglesia, la Congregación, vuestras familias y comunidades, la humanidad entera, hubiese sufrido una ausencia irreparable; seríamos menos ricas, menos alegres, más pequeñas y pobres, más desvalidas e indefensas.
Con vosotras. las Siervas de María, alargamos el gran campo de la misión, generamos fuentes de energía y paz, somos una roca firme donde acogerse y apoyarse el que sufre inseguridad, un regazo de fortaleza y bondad donde descansar, recrearse y a Dios alabar.
Con vuestros largos años, en ofrenda total y feliz:
- La fidelidad se viste de gala y de plata
- La consagración se ratifica y fortalece
- La donación se acrecienta, crece y se afianza
- La alianza se estrecha y se reestrena
- El amor oblativo se dilata y desborda
- La alegría se expande y contagia
- El mundo del dolor, se alivia, purifica y transforma
- El Reino de Dios, se extiende y germina
- La congregación de las Siervas de María, y tu comunidad de Sevilla, rejuvenecen y marcan una historia gloriosa, sencilla y atrayente santidad.
- Tu querida y apreciada familia, se felicita y unifica en lazos potentes de cariñosa y agradecida hermandad.
Hermanas todas y cada una, alabamos, bendecimos y agradecemos a Dios por vuestra bella e increíble historia de gracia y amor, escrita en el libro más hermoso de la muy anónima pero hermosa biblioteca de esta Congregación de SIERVAS DE MARÍA. ministras de los enfermos.
¡GRACIAS Y FELICIDADES!